Júnior Masculino Federado.
Villa de Algete - Valcude Alcobendas. 69-54.
Fase descenso. Grupo D3. 10ª Jornada.
Pabellón Padre Jerónimo. Algete.
Sábado 2 de Abril de 2011. 13:00.
¿EL ÚLTIMO DE LA TEMPORADA?
El sábado en Algete nos vimos superados por los locales, aunque la distancia entre ambos conjuntos no es tan amplia como pueda parecer. Acudimos con muchos jugadores pero pocos en condiciones de jugar, ya que tres de los interiores se encuentran temporalmente en recuperación y otros sancionados.
Gracias a Álvaro que nos ayudó en un partido duro. El tiro exterior funcionó relativamente bien pero en la pintura perdimos la partida de los rebotes y “jaque mate”.
A día de hoy todavía no me han confirmado si finaliza la competición o no. Otra zancadilla más a la planificación.
PARA APRENDER HAY QUE PERDER
Llega el momento de hacer balance de esta segunda Etapa y del camino recorrido hasta hoy.
En esta fase hemos anotado 150 puntos más que en la primera (¡15 por partido!) y hemos cosechado alguna victoria más. Para no poder repetir la misma alineación desde noviembre no está mal. Y hemos encajado los mismos puntos. Ello tiene una explicación: el empecinamiento del entrenador de defender al hombre, aunque en algún momento de los cinco partidos ganados haya usado zonas puntualmente.
Cada vez me encuentro en la categoría más equipos que defienden espacios.
Todo el mundo sabe que en una actividad de precisión es más fácil anotar desde cerca que desde la distancia. La zona es un recurso común y legítimo que no transgrede ninguna norma, pero como estrategia general defensiva pienso que es una versión de perfil bajo de este deporte con tantas posibilidades. También opino que es la mejor manera de esconder las carencias técnico – tácticas de los participantes en un juego en que en seguida se hacen muy evidentes.
Luego esos jugadores en ataque presentan lagunas en la lectura del juego de al estar menos acostumbrados a las situaciones 2x2, 3x3, etc.
Aburre un poco que prime el músculo y el escaso recorrido técnico en categorías con el apellido “deformación”, y conjuntos que juegan al fallo del rival parapetados en trincheras a veces demasiado expeditivas en partidos con sólo un árbitro.
Tras estos datos, y tras ver algunos de mis jugadores desmoralizados y dudando un poco de ellos mismos, tras haberlo dado todo, alguien debería convencerles que ellos no están equivocados, sino los demás. O de lo contrario alguien debería convencerme a mí que dejemos de defender como hasta ahora y nos dediquemos a ganar más.